Tras
el amor, fumas en escorzo
del lado íntimo de la ventana aislada.
Llueve en Madrid toda la madrugada.
Una moneda por tus pensamientos.
De
pie, callada,
abandonados la piedad y el maquillaje,
la tormenta escondida en los bolsillos,
pasan todas las edades a tu lado,
perdidas las geométricas fragancias,
evanescidos los trazos de los besos.
Acaso
en la penumbra
seas remanso o niebla camuflada.
Amor perdido,
fuegos artificiales consumidos,
amor helado.
Un
tango condensa la materia
en la avenida de los corazones náufragos.
Siguen llegando nubes hilachadas,
borrando en niebla todas las farolas
Madrid
está pintado en lluvia..
Los mimos de la noche se disuelven
sin lectores que interpreten sus signos.
Una lágrima bebe
en la rosa que gira entre tus dedos.
Finjo
estar dormido, no soy testigo fiable
aunque me arrojases a la hoguera de tus sueños.
Almas y carne grabada en cuero antiguo.
Bendigo tu contorno. A contraluz,
las letras son ahora, en este instante,
mas que nunca suicidas si brotasen.
Vuelve
a la cama, amor,
regresa al mundo.
Ya no quiero ofrecerle la moneda
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